HISTORIA DEL BULLDOG FRANCÉS
El Bulldog Francés nació en Paris y apareció a finales del siglo XIX. Fue creado por la mezcla de dogos, con sus parientes británicos, los Bulldog Inglés, descendientes de los mastiff. Fueron haciendo cruces hasta dar con esta sensacional raza, el bulldog frances, con la que consiguieron un perro pequeño, forzudo, cariñoso, activo y guardián, llamado “perro perfecto”.
Los Bulldogs Ingleses eran populares en Inglaterra ya hacia el siglo XVIII, y los deportes de presa en los que participaban toros, osos y tejones eran importantes fuentes de entretenimiento entre la clase popular. La gente era pobre y carecía de cultura y la crueldad hacia los animales y entre un animal y otro era algo común.
En 1835, cuando las peleas entre animales fueron abolidas en Inglaterra, el Bulldog Inglés era muy conocido y se le consideraba como símbolo de valentía y resistencia. Al final, los aficionados al Bulldog Inglés comenzaron a diversificarse. Para tener perros más rápidos y ágiles, un grupo cruzó los suyos con alguna de las razas de Terrier, y estos perros acabaron por ser el Bull Terrier y el Stanffordshire Bull Terrier. Estos cruces de Bull y Terrier eran ideales para las peleas entre perros y la popularidad de esa actividad continuó creciendo, a pesar de lo ilegal de este pasatiempo.
Otro grupo de aficionados que no estaban interesados en las peleas de perros, comenzó a criar un bulldog de pequeño tamaño que pesaba un mínimo de 7.3 kg pero no más de 11.8 kg. Algunos ejemplares tenían las orejas “de rosa” o tiesas, otros tenían el dorso largo o eran de patas largas y algunos tenian la cara chata o el hocico largo. Estos perros encontraron poco apoyo entre los criadores ingleses de Bulldog Inglés.
Hacia el año 1896 se presentó por vez primera el bulldog frances a exposiciones de belleza canina, concretamente a la más antigua y conocida de E.E.U.U. (Westminster Kennel Club) y desde entonces aclamó el interés de muchas personas, tanto de la alta sociedad como carniceros o cocheros de distintos pueblos. Los estadounidenses fueron los que criaron y siguieron manteniendo la raza del bulldog frances. Con la que posteriormente fueron abriendo paso a nivel internacional.